Entrenamiento y Confraternidad en Cuenca
Noviembre 1 a Noviembre 3, 2006
Aprovechando el feriado, cuatro kenshi de Shu Shin Kai/Ken Shin Kan viajaron a Cuenca para entrenar y confraternizar con los kenshi de dicha ciudad. El grupo estuvo formado por:
José Vargas, Ni-dan
Pamela López, Ni-dan
Bernard Herrera, Sho-dan
Juandiego Fonseca, Ni-kyu
El siguiente es su relato.
“Al arribar a Cuenca, la amabilidad de los kendoka de Cuenca se hizo presente. Juandiego Fonseca, Bernard Herrera, Pamela López y José Vargas, llegamos a las 7:20 de la mañana. Xavier Varela estuvo allí para recibirnos. Inmediatamente salimos hacia el dojo de Cuenca. Al llegar constatamos lo que Xavier nos venia diciendo sobre su dojo, realmente es hermoso. “El Camino Del Sol” es hermoso. Es un dojo bastante amplio dividido básicamente en tres zonas: la recepción, la zona de Tae Kwon Do, y la zona de Kendo. Todo el dojo está bien capacitado y bellamente adornado.
Después de dejar nuestras maletas, partimos a desayunar. Partimos tras recomendación de su padre a un lugar en el centro de Cuenca. “El Cafecito” fue donde llegamos. Xavier sin duda alguna nos sugirió menús y tomamos en cuenta sus sugerencias. Los desayunos estuvieron bastante buenos, sin mencionar la larga conversación sobre Kendo y sobre la experiencia de Xavier en Brasil. Luego partimos al dojo para acomodarnos. Una vez en el dojo empezamos con la reparación de Shinai entre nosotros.
A la tarde vimos como algunos de los kendoka practicaban Tae Kwon Do y como aplicaban su cortesía en el entrenamiento. Fue bastante interesante ver la amabilidad entre compañeros e inclusive con nosotros. Algunos de ellos sin conocernos se acercaron donde nosotros a saludar. Son unos chicos muy especiales.
Ya en la noche iniciamos el primer entrenamiento donde los chicos se peleaban por barrer y por trapear. Fue bastante gracioso. Todos ellos mostraban mucha cortesía, y prestaban atención a cada instrucción que dábamos. Se hizo un pequeño taller de reparación de Shinai donde Juandiego explicó varios aspectos importantes sobre la manutención del Shinai. Todos los chiquitos prestaron mucha atención. Después hubo un corto entrenamiento de Kihon y Keiko. Al final del entrenamiento todos estábamos muy contentos. Nos agradecieron por la donación de Bogu y por haber ido allá.
Jorge Roca invitó la cena. Conversamos sobre Kendo y sobre los estudios. Allí nos quedamos hasta tarde sosteniendo una entretenida conversación.
Al siguiente día Xavier nos llevó para el centro de la ciudad a desayunar junto a la Nueva Catedral, la cual conocimos por primera vez. Cuenca es definitivamente una ciudad muy hermosa. Por la tarde realizamos un paseo al Cajas, guiados por Xavier y su esposa Irene. Al llegar a “La Toreadora” nos maravillamos por la naturaleza hermosa. Xavier entonces nos llevó por un recorrido especial: escalar el monte San Luis junto a la laguna. Todos escalamos hasta la cima. Estuvimos muy contentos. El almuerzo fue donde “Don Guevara” muy conocido en El Cajas. Muy buenas truchas, y muy rico mote. Estuvimos felices por haber subido hasta la cima. Partimos al dojo a descansar.
En la noche se entrenó Kata y Kihon Bokuto. Todos los chicos mejoraron sorprendentemente. Todos ellos dieron lo mejor de sí. Mejoraron su amplitud, grito y velocidad. Después del entrenamiento decidimos descansar.
El último día salimos a caminar por el centro por la mañana. Por la tarde fuimos a almorzar en un centro comercial. Por la tarde, en el dojo, se planeó un entrenamiento un poco más fuerte. Después alistamos nuestras maletas para el viaje.
A la noche, cabe recalcar la puntualidad de los kendoka, nunca llegaron tarde, Pamela dirigió el entrenamiento en donde todos entregamos lo mejor de nosotros. Kiai bien alto, forma amplia, y espíritu de combate estuvieron presentes durante todo el entrenamiento. Xavier nos entregó unos keiko sorprendentes. Puso su corazón en cada técnica que hacía. Sus alumnos vieron muy atentos sus keiko. Al final todos estábamos con una gran sonrisa en la cara. Uno de los padres de los kenshi nos ayudó con la foto oficial y extraoficial. Nos quedamos conversando sobre el tatami. Todos los entrenamientos finalizaron con una taza de té cortesía de Xavier y sus kenshi.
Después partimos para una corta merienda en un restaurante de comida rápida. Xavier, a pesar de la hora, nos llevó gustoso al Terminal de buses de Panamericana. Allí se despidió pidiéndonos que volvamos cualquier momento que sea, de igual manera, cualquier kenshi de Quito o Guayaquil siempre será bienvenido.
Todos los días los kendoka cuencanos nos agradecían por estar allí, y daban todo de sí para que nosotros les ayudemos a mejorar. Son muy alegres y siempre están dispuestos a ayudar.
Muchas gracias por la hospitalidad y amistad que nos brindaron durante nuestra estadía.”